jueves, 2 de diciembre de 2010

Estilos de redacción



El estilo de redacción es el resultado de una elección de los medios de expresión. Esta selección está determinada por la naturaleza y las intenciones de quien escribe. Por eso, el estilo representa la manifestación de la personalidad del escritor a través de los recursos lingüísticos, técnicos y expresivos. La redacción es el arte de transmitir por escrito una idea familiar, comercial o institucional, originando por distintos sentimientos de sociabilidad lo que se denomina estilo.
Se puede afirmar que cada una de las especialidades intelectuales o estados psicológicos del hombre en sus manifestaciones escritas a otras personas, crea un nuevo estilo de correspondencia tales como:
·         Literario: Entre prosistas y poetas con motivo de sus producciones afectivas.
·         Científico: Problema de orden científico.
·         Familiar: Características de las relaciones entre parientes.
·         Oficial: Se emplea en los diferentes departamentos gubernamentales.
·         Diplomático: Puesto en práctica entre los diversos estados y sus respectivos representantes, con amplio contenido de formas protocolares.
·         Comercial: El que se desenvuelve entre las personas o entidades que se dedican a tales actividades.

RECOMENDACIONES DE ESTILO PARA LA REDACCIÓN
Se llama ESTILO a cada una de las diferentes opciones que una lengua nos ofrece para la expresión de las ideas. En efecto, en una lengua tan extendida y de tan larga tradición de escritura como el español, un mismo contenido básico puede expresarse de muy diversas maneras, o mejor dicho, en muy diversos estilos.

Una primera clasificación puede asimilar los estilos a los niveles de lenguaje: culto y popular, formal e informal. Respecto de la formalidad, es posible distinguir los niveles con mayor precisión:

· Solemne Mayor formalidad / menor informalidad
· Formal
· Familiar
· Íntimo Menor formalidad / mayor informalidad

Hay estilos diáfanos (de expresión clara y comprensión fácil), y estilos oscuros (de expresión confusa y difíciles de interpretar). Asimismo, hay estilos macrológicos (con tendencia a los enunciados largos y complejos) y estilos braquilógicos (con tendencia a las frases cortas o a las expresiones elípticas). Existen además estilos modernos (como el de la redacción periodística) y estilos anticuados (como el lenguaje legal).

Finalmente (solo para dar por concluida esta clasificación, que podría extenderse mucho más), mencionaremos que hay estilos “correctos” (ajustados a las normas de la lengua culta), y estilos “incorrectos” (no ajustados a esas normas).

Si no tenemos mucha experiencia en la composición de textos o si percibimos dificultades en el modo en que nos expresamos, nuestra meta ha de ser lograr, al menos en nuestra escritura, un estilo normal correcto medio, es decir, un estilo que reúna las siguientes cualidades:

· Claridad: Entendemos aquí por claridad una construcción tal de las frases y oraciones, que permita identificar sin dificultad los sujetos, los predicados, los complementos y las relaciones entre ellos.
· Precisión: Es la expresión de cada idea con la palabra exacta y más conveniente. No emplee la palabra bueno en la frase un libro bueno si puede usar otra más precisa: interesante, entretenido, instructivo. En vez de ver un asunto prefiera examinarlo.
· Propiedad: Es el empleo de una palabra con el significado que le corresponde según la tradición culta o la autoridad. Detentar un cargo no es desempeñarlo, americanos no son solamente los estadounidenses. Por tanto, evítense las transgresiones semánticas.
· Corrección: Es la adecuación de los enunciados a lo que se tiene por correcto según la norma culta de la lengua general o estándar, con relación tanto al léxico como a la sintaxis.

Evite, pues, los errores gramaticales.
· Coherencia: Es la unidad de sentido del texto, constituida por la relación apropiada entre los sentidos parciales de cada oración y los de cada párrafo. En consecuencia, a menos que se avise convenientemente al lector del cambio de tema, respetando el encadenamiento lógico entre las ideas y los hechos (aunque sean ficticios), no puede tratarse en un mismo texto las especulaciones metafísicas de Aristóteles y pasarse abruptamente a discutir los resultados de un partido de fútbol.
· Trabazón o cohesión: Es el enlazamiento formal adecuado de una palabra con otra, de modo que los enunciados no parezcan entrecortados, truncados o desligados. Por lo tanto, úsense apropiadamente los medios de cohesión textual y los signos de puntuación, y evítense los anacolutos.
· Medianía o naturalidad: Es decir, el justo medio entre las tendencias extremas: ni tan diáfano que llegue a la perogrullada, ni tan oscuro que sea incomprensible; ni tan formal que parezca afectado, ni tan informal que llegue a la vulgaridad; ni tan macrológico que la expresión resulte enrevesada y vacía, ni tan braquilógico que omita lo indispensable para el sentido; ni tan “a la moda” que esté plagado de neologismos, ni tan “arcaico” que parezca de una época anterior.
· Adecuación al contexto: Es la adecuación del discurso al destinatario real o potencial, y a las circunstancias. No escriba una carta al rector como si estuviera escribiendo a un amigo íntimo, o viceversa; no refiera una anécdota graciosa como si estuviera exponiendo un asunto grave, o viceversa (a menos, claro está, que se busque deliberadamente el efecto gracioso que aquello puede producir).

Habiendo aprendido a emplear un estilo correcto medio, podremos entonces dar rienda suelta a nuestra expresión particular, a nuestro estilo personal. Podremos también seguir conscientemente nuestras tendencias estilísticas, aunque se aparten del justo medio recomendable, o incluso —si tenemos la habilidad y los conocimientos para ser audaces— de la corrección normativa.

No obstante los muy variados modos de expresión de los que puede disponer una lengua ampliamente extendida y de larga tradición escrita, el español, como cualquier otro idioma, tiene tendencias o preferencias estilísticas que es conveniente conocer y, en la medida de lo posible, respetar, a fin de que los enunciados no parezcan inusitados, exóticos o inadecuados.

Tomado desde: Redacciones de estilo para la redacción en Español. Apuntes de redacción. Francisco Morales Ardaya 

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